La función pública local: una institución débil cuarenta años después

Resumen

Las instituciones en un estado de derecho buscan realizar unos fines sociales valiosos para la comunidad política. Se convierten así en bienes públicos y para ello condicionan la conducta de los agentes que interactúan en un entorno determinado. Entre estas instituciones se encuentran los denominados sistemas de mérito, generalizados en nuestro país desde la Constitución de 1978 y, específicamente para la Administración local, en el título VII de la Ley de bases del régimen local de 1985. Desde una perspectiva basada en el institucionalismo histórico se sostiene que el sistema de personal local fue conformado a efectos prácticos en el periodo 1984-1987. Las decisiones adoptadas en este periodo condicionarían toda la trayectoria posterior, hasta la llegada de la crisis económica de 2008-2012, que reveló las débiles costuras del marco institucional de la función pública local. Cuarenta años después puede concluirse que los criterios de desempeño institucional son inadecuados: su politización característica, un modelo de negociación colectiva ajeno a la tradición administrativa y, sobre todo, unos índices de temporalidad elevados permiten concluir que el entramado institucional es notoriamente débil. La cuestión, ante un entorno que en los próximos años volverá a recrear el marco institucional, es si la Administración local volverá a reproducir el ineficiente patrón predominante en la gestión de su personal que la caracteriza. El trabajo concluye con unas recomendaciones, centradas en la selección y en la dirección pública profesional, para reforzar una institución clave en el buen gobierno local.