Las marcas geográficas europeas de calidad y la conservación de los recursos fitogenéticos hortícolas en Cataluña

Autores/as

  • Roser Romero del Castillo Escola Superior d’Agricultura de Barcelona, Universitat Politècnica de Catalunya, Castelldefels; Fundació Miquel Agustí, Campus del Baix Llobregat, Castelldefels
  • Joan Simó Escola Superior d’Agricultura de Barcelona, Universitat Politècnica de Catalunya, Castelldefels; Fundació Miquel Agustí, Campus del Baix Llobregat, Castelldefels
  • Joan Casals Escola Superior d’Agricultura de Barcelona, Universitat Politècnica de Catalunya, Castelldefels; Fundació Miquel Agustí, Campus del Baix Llobregat, Castelldefels
  • Francesc Casañas Fundació Miquel Agustí, Campus del Baix Llobregat, Castelldefels

Palabras clave:

denominación de origen protegida (DOP), indicación geográfica protegida (IGP), agrobiodiversidad, horticultura, desarrollo rural.

Resumen

Las marcas geográficas europeas se crearon para favorecer el desarrollo rural y protegen productos agrarios y alimentarios con características de calidad superiores, demostrables objetivamente. Su calidad viene determinada por el efecto del ambiente (incluyendo los procesos de transformación si es el caso) y/o por la variedad vegetal o por la raza animal de donde procede la materia prima. Lo más frecuente es que las variedades o razas que dan estas combinaciones superiores sean variedades tradicionales. En Cataluña, por sus características geográficas, climáticas e históricas, existe una gran cantidad de variedades vegetales tradicionales, conservadas ex situ en bancos de germoplasma o conservadas in situ por los agricultores, si bien otras se han perdido inexorablemente. A partir de la revisión de algunos casos de especies hortícolas, nos parece poder afirmar que el trabajo necesario para conseguir una marca geográfica (especialmente la denominación de origen protegida) fomenta la documentación de la biodiversidad cultivada, la regeneración y la conservación del material genético, su depuración de introgresiones foráneas y su evolución. Se trataría, pues, de incrementar el número de marcas geográficas trabajando de manera rigurosa, identificando zonas y variedades candidatas y realizando los estudios correspondientes. Eso justifica la existencia de un trabajo ordenado de recolección, de documentación y de caracterización que después será utilizado para constituir las marcas. Dadas las características de las empresas que habitualmente trabajan en el sector productivo primario, especialmente cuando se trata de materiales adaptados a condiciones locales, parece inviable que la promoción de una nueva marca de calidad se realice de manera espontánea. Las administraciones deberían convertirse en el motor de las marcas y no ser únicamente gestores administrativos de ellas. Su intervención hasta ahora la ha llevado a cabo de forma voluntaria personal de la Administración, pero debería favorecerse la creación de un grupo de trabajo promotor de marcas que identificara zonas y productos candidatos y que asesorara y acompañara a los productores hasta conseguir y consolidar las nuevas marcas. Únicamente así justificaremos ante los ciudadanos los gastos efectuados en conservación, demostrando que posteriormente se completa con su uso y rentabilidad económica y social.

Palabras clave: denominación de origen protegida (DOP), indicación geográfica protegida (IGP), agrobiodiversidad, horticultura, desarrollo rural.

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Publicado

2018-12-20

Número

Sección

Artículos