What role can the history of education play in the framework of public history? Looking back on 50 years of involvement in educational historiography…

Resumen

El presente artículo sobre la relación entre la historia de la educación (es decir, mi propia investigación a lo largo de las últimas cinco décadas) y la historia pública se refiere al discurso de apertura de un encuentro de la «Societat d’Història de l’Educació dels Països de Llengua Catalana». En lugar de enumerar aquí los párrafos sucesivos, expongo brevemente las dos reflexiones subyacentes: (1) Aunque no soy un especialista en el campo de la «historia pública», creo que cualquier investigación histórica publicada, aunque sus resultados aparezcan sólo en revistas de élite (¿de alto nivel?) para especialistas, llega al espacio «público». Pero muchas personas -incluidos intelectuales- han perdido el contacto con las bibliotecas y, por tanto, también con los libros impresos y las revistas… Lo cual, por supuesto, no impide que los propios autores se esfuercen por abrir sus conocimientos adquiridos a un público amplio, por ejemplo, mediante publicaciones en su propio idioma (y no sólo en inglés), y/o mediante conferencias, colaborando en exposiciones, etc. (2) En este sentido, he adquirido experiencia principalmente a través del mundo de la educación y/o de los museos escolares. Y allí he visto que muchos museos, a menudo también obligados a ello por el gobierno que los patrocina, se desviven por alcanzar los objetivos de una supuesta misión educativa. Pero si algo he aprendido de la historia de la educación es que la verdadera educación nunca funciona según las estrategias preprogramadas de ningún plan didáctico. Más bien, la Bildung, en el antiguo sentido alemán de la palabra, debe basarse en verdaderos encuentros. Por supuesto, esto no impide que los museos elijan cuidadosamente su material en función de ese posible diálogo pedagógico, sin perder de vista, no obstante, su fundamento científico. Más aún, como lugares de trabajo para el desarrollo de ese conocimiento histórico-pedagógico, los propios museos también pueden contribuir a esa labor científica. Lo que a su vez no tiene por qué implicar una relación jerárquica de las tareas científicas sobre las pedagógicas, por ejemplo, en términos de personal.